Capítulo 241
Gabriela no se lo esperaba de que Yolanda dijera esas palabras y la abrazó por detrás, "Mamá, gracias."

Yolanda se rió y le dio una palmadita en la mano, "Tonta, ¿aún tienes que ser tan cortés conmigo? Soy tu madre, claro que te deseo lo mejor."

Se inclinó hacia el oído de su hija, "No estoy ciega por veros..."

Gabriela fue un poco tímida y lanzó un grito petulante, "Mamá."

"Vale, vale, no hablaré." Ella dijo, "Mientras seas feliz."

Gabriela intensificó el tono, "No te preocupes, mamá."

Yolanda soltó una carcajada, "Bueno, tengo que ir a hacer la cena."

Gabriela soltó a su madre y se volvió hacia el sofá.

Rodrigo no sostuvo a Gemio en sus brazos, se sentó a un lado y miró al niño.

Gemio le miró con ojos grandes y redondos.

Con muchas curiosidad y sin llorar, tumbado en el sofá.

Rodrigo también le miró.

Gabriela se sirvió un vaso de agua, "¿Qué estás mirando?"

Sin levantar la vista, Rodrigo contestó, "¿Quieres seguir de médico o estudiar empresariales?"

Gabriela tomó asiento en el sofá
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