Rodrigo susurró, "Me duele más que a ti."

¡Estaba desconsolado!

Le frotó tiernamente las comisuras de los ojos, suave y caliente, "Te casaste conmigo, eres mía, es nuestro destino, tienes que cumplir tu parte como esposa."

En el pasado, no tenía en cuenta la palabra destino.

No acababa de creérselo.

Pero ahora lo cree debido a Gabriela.

Se cree que existe un destino entre ellos.

Esa noche era su noche de bodas y aunque él no fue a verla, esa noche se convirtieron en marido y mujer ¡y tuvieron relaciones sexuales!

¿No estaba destinado a ser una pareja?

Gabriela se atragantaba suavemente.

Si no fuera porque había dado a luz a un niño, habría estado dispuesta a cumplir su promesa al Ricardo de mantener su matrimonio, le gustara o no a Rodrigo, la tratara bien o no.

Pero lo que ocurre ahora es que ha dado a luz a un niño.

Este niño no es de Rodrigo.

Si Rodrigo lo hubiera sabido, ¡no se sabe lo que habría pasado según su temperamento!

Para ella, el divorcio era la mejor opción.

Cada uno viv