Capítulo14
Silvia no se atrevía a moverse, y la persona que irrumpió obviamente no se dio cuenta de la situación. Habló apresurada:

—¿¡De veras ya has despertado!?

El recién llegado era Raúl Jiménez, uno de los pocos amigos de Óscar. Acababa de bajar del avión y vino directo aquí.

Óscar levantó ligeramente los párpados, con tono impaciente:

—¿Qué quieres?

—Solo venía a ver cómo estabas —Raúl sonrió desinteresado, acostumbrado a la frialdad de Óscar.

—Durante los dos años que estuviste en coma, tu abuela Marta te consiguió una esposa para traer buena fortuna. Ahora que despiertas eres un hombre casado, ¿cómo se siente?

Óscar entrecerró los ojos, sin enfadarse en ese momento ni echarlo. En cambio, pareció reflexionar con intención. Movió un poco la pierna, tocando de manera inevitable el suave cuerpo. Curvó sutilmente la comisura de sus labios.

Óscar siempre había sido frío y distante, y Raúl estaba acostumbrado. Sin esperar respuesta alguna, continuó hablando solo:

—Aunque estos dos años no he ido
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