Es casado

La voz de una de sus hijas lo sacó de sus pensamientos.

-Papi ¿Nos podemos quedar un ratito más?

-No, Jazmín, el abuelito nos está esperando.

-Un ratito muy chiquito.

-Él último ratito.

Mateo sentía, de a ratos, la mirada inquisitiva de Karina, veía dolor en sus ojos.

Se sentía realmente amargado, como le decía su hermano.

No por las niñas, sino porque se le estaba escapando de sus manos, una mujer que lo había llenado por completo, que lo había vuelto loco, que le sacaba el sueño, se comprendieron demasiado bien en la cama, eran puro fuego…

Había perdido la cabeza por ella y nunca le había pasado, eso sentirse así por una mujer.

-Tía, vení.

Karina se acercó nuevamente a Tati.

Mateo observaba el cariño que le tenía esa criatura y ella a la criatura y cómo la trataba y se imaginó que Karina podría ser la madre de sus hijas, no su madrastra, sino su verdadera madre.

Sintió un dolor tan profundo en su corazón, que hasta le cambió la expresión de su rostro.

Sus niñas no tenían madre y es
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