Jacob, que estaba arriba, en el tercer piso, vivía un fuerte contraste con Charlie.

Estaba tan emocionado que ni siquiera podía conciliar el sueño esa noche.

No podía dejar de pensar en el pasado que compartía con Matilda y todos sus buenos recuerdos no dejaban de pasar por su mente. Estaba completamente inmerso en los recuerdos que compartía con Matilda.

Cuanto más pensaba en Matilda, más ganas tenía de volver a verla.

A la mañana siguiente, Jacob, que no había dormido en toda la noche, estaba muy animado y de muy buen humor. En ese momento sonreía felizmente de oreja a oreja.

Se levantó temprano para asearse y se afeitó la barba sin dejar ni una pizca de pelo. A continuación, se peinó las canas antes de echarse un poco de spray para peinar el cabello. Después de eso, miró dentro de su armario antes de buscar el lujoso traje de alta gama que siempre se había sentido poco dispuesto a usar.

Este traje había sido confeccionado especialmente en Hong Kong, cuando la familia Wilson aú