En ese momento, Kian, que había estado en la mansión de la familia Webb en Sudbury, de repente llamó a Donald.

Acababa de recuperar la conciencia después de terminar su comida extra. Kian llamó a su padre a pesar del horrible y nauseabundo hedor en su boca.

Donald no esperaba recibir una llamada telefónica de su hijo menor en ese momento.

Después de todo, este último había estado muy deprimido durante este período. Cada vez que terminaba de comer, solo sentía ganas de morirse y suicidarse. Estaba en un estado muy decadente y no quería ver ni hablar con nadie en absoluto.

Donald no podía entender por qué su hijo menor lo llamaba en ese momento.

¿Podría ser porque Kian se había enterado de lo que le había sucedido a él y su hijo mayor? ¿Acaso Kian lo llamó para consolarlo?

Donald no podía evitar sentirse algo aliviado al pensar en eso.

Sin embargo, tan pronto como respondió a la llamada, él podía escuchar la voz extremadamente nerviosa de Kian al otro lado de la línea. ”¡Papá! ¡Ha