Cuando Marianne vio a Charlie parado aturdido en la puerta, no pudo evitar preguntar: “Señor Wade, ¿qué sucede?”.

Charlie recuperó la compostura y sonrió cuando dijo: “Oh, estaba pensando en algo más. Lo lamento”.

La mesera luego se acercó y dijo: “Por favor, adelante”.

Charlie asintió. Mientras seguía a la mesera, miró especialmente la pequeña campana que colgaba de la puerta corrediza y se inspiró al instante.

Si la Sociedad Eliminatoria Qing realmente enviaba un gran conde a la Colina Aurous en el futuro, él tenía que tener una ‘campana’ que pudiera advertirle con anticipación.

Después de sentarse con Marianne, Charlie sacó su teléfono celular y le envió un mensaje de texto a Zachary, quien vendía antigüedades en la Calle de Antigüedades, pidiéndole que se reuniera con él en la villa de aguas termales de Campeones Elys mañana al mediodía.

Zachary había empezado a trabajar como asesor inepto para Albert hace algún tiempo y hacía un buen trabajo. Las industrias y la gente de Alb