En tiempos antiguos y modernos, muchos miembros de la familia real y herederos de familias adineradas estaban acostumbrados desde hace mucho tiempo a traicionarse y darse la espalda unos a otras debido a sus propios intereses.

Jaime todavía estaba arrodillado en el suelo, y las lágrimas corrían por su rostro mientras decía con una voz incomparablemente firme: “Desprecié la vida de mi madre y mi hermana y solo me preocupé por mi propio futuro. ¡Eso fue completamente inhumano e injusto, y yo estaba siendo demasiado desleal y poco filial!”.

Helen dijo seriamente: “Entiendo lo que estás diciendo, pero tampoco pudiste evitarlo. No te culpo”.

Jaime continuó en voz alta: “¡Si estaba equivocado, estaba equivocado! ¡Decir que no podía evitarlo no es más que una excusa! ¡Pude haber elegido estar con mi madre y mi hermana y de buscar justicia para ustedes, pero en lugar de eso, tomé la decisión equivocada de ignorar si vivían y solo preocuparme por mi propio interés!”.

Helen guardó silencio p