En este momento, los soldados muertos, al igual que sus familias, estaban arrodillados para saludar al enviado especial y no sabían que el hombre en la túnica negra frente a ellos ya no era el enviado especial que pensaban que era.

Según las normas, en el día de la distribución del antídoto, todos los soldados muertos y sus familias tenían que formar fila con anticipación en esta sala que tenía decenas de miles de metros cuadrados y arrodillarse para dar la bienvenida al enviado especial.

Charlie también se sorprendió por la escena frente a él cuando vio a tantas personas arrodillándose sobre el suelo.

Esta área subterránea tenía decenas de miles de metros cuadrados y una altura de más de diez metros combinados con los enormes pilares de apoyo y la iluminación arriba la hacían parecer tan brillante como el día y que este lugar se viera como un magnífico palacio antiguo. Es más, miles de personas estaban arrodilladas frente a Charlie y diciendo la misma oración al unísono. El eco hiz