La velocidad del yate era lo único que había obstaculizado a Porter y a los soldados, ya que era mucho más rápido que el barco de carga. No habían tenido ninguna posibilidad de combatir cuerpo a cuerpo, aunque fueran todos maestros en artes marciales, así que solo hubieran podido observar impotentes la huida de la otra parte.

Afortunadamente, el yate de la otra parte había sido completamente inmovilizado, por lo que sería fácil lidiar con esta gente.

Porter dio inmediatamente sus órdenes a través del radio de campo: "Aceleren al máximo y embistan la parte trasera del yate desde noventa grados. Todos los demás, ¡prepárense para la batalla!".

El barco de carga ajustó inmediatamente la dirección y golpeó directamente la parte trasera del yate.

La gente del yate vio la intención del barco de carga y se aterrorizó. El yate había perdido su potencia y no podía hacer nada.

El capitán rugió al instante: "¡Rápido! Todos, ¡prepárense para el impacto!".

Algunos de los hombres vieron cómo el