Había perdido la cuenta de los interminables momentos de desesperación, emoción y esperanza que tuvo durante toda la noche. Seguía y seguía como un ciclo interminable.

Sentía que su corazón se debilitaba por todas las emociones abrumadoras. Si esto continuaba, le daría un ataque al corazón y fallecería incluso antes de comer la píldora.

Bernard miró intensamente a Jordan, esperando oírlo decir que no podía comprar o pagar la píldora. Si eso ocurría, Bernard podría comprar la Píldora Rejuvenecedora con tan solo setenta y dos mil millones de dólares.

Kathleen, por su parte, se sintió aliviada cuando se enteró de que su abuelo podía ganar la píldora. Sin embargo, su corazón dio un salto de sorpresa y ansiedad cuando escuchó el grito de enfado de su abuelo. Inmediatamente, sabía que su tío debía haber aprovechado la oportunidad para usurpar la posición de su abuelo.

Jace, el mayordomo, tartamudeó sin poder evitarlo: "Mi Viejo Amo... Lo siento mucho. No tengo forma de ayudarlo ahora...