Esto era porque en este país, incluso cuando el presidente llegaba al poder, la última frase que tenía que decir en su juramento inaugural del cargo era ‘Dios bendiga a Estados Unidos’.

Por lo tanto, creer en Dios era una rectitud política aquí.

Incluso si uno realmente no creyera en él, no se podría negar su existencia.

Así que, Smith se sintió avergonzado de repente y tartamudeó: “Dios es más una cosa de fe y guía para nosotros. ¡¿Cómo se puede comparar Dios con una mera medicina oskiana no patentada?!”.

Jenny dijo con frialdad: “¡Sé que no hay Dios en tu corazón porque no crees en Dios en absoluto!”.

“¡No!”. Parecía que Smith había sido expuesto, y dijo con voz aguda: “Sabes que voy a la iglesia contigo todas las semanas y le oro a Dios todos los días. Así que, ¿cómo puedes decir que no creo en Dios? ¡Simplemente no creo en esta medicina oskiana!”.

Jenny respondió con bastante dureza: “¡No creas que no sé que cada vez que vas a la iglesia conmigo, tu corazón siempre e