Cuando Helena había nacido, su padre tenía veinticinco años y su abuela, la Reina del Norte de Europa, tenía sesenta años.

En ese entonces, el padre de Helena era el Príncipe Heredero y el primero en la línea para suceder al trono. Ella estaba establecida, naturalmente, como la segunda en la línea de sucesión al trono.

Más tarde, cuando el padre de Helena descubrió la enfermedad congénita de Helena, no se lo había contado a la familia real para que ella pudiera heredar el trono algún día en el futuro. Él había buscado en privado el mejor doctor para Helena y había utilizado los mejores métodos para su tratamiento, mientras se esforzaba por asegurar que ella pudiera vivir más tiempo.

El padre de Helena creía que aunque sus posibilidades de heredar el trono eran escasas, siempre que pudiera ocultar el defecto de nacimiento de Helena y hacer todo lo posible para mantenerla viva hasta que tuviera veinticinco años, ella tendría la oportunidad de heredar el trono antes de morir.

Esto