Después de que terminó de hablar, Cadfan entonces dijo: “Jaime, tienes que ayudarme a vigilar de cerca cada movimiento de Sophie durante este tiempo. Tienes que investigar claramente para saber a dónde va, con quién se reúne y qué hace. ¿Lo entiendes?”.

Jaime se apresuró a decir: “Lo entiendo, Abuelo. ¡No te preocupes!”.

“De acuerdo”. Cadfan suspiró y dijo: “Lo que más me preocupa ahora no es si ella será capaz de hacer bien este negocio o no. Lo que más me preocupa es si ella venderá todos los bienes fijos del negocio del transporte marítimo en cuanto se le transfiera el negocio a ella... Tantos barcos, tantos recursos portuarios y los derechos del paso del canal se pueden vender por cientos de miles de millones de dólares. ¡Por lo tanto, tienes que prestar atención y estar atento al más mínimo indicio de problemas!”.

La expresión en el rostro de Jaime se volvió fría en un instante mientras decía: “¡Abuelo, definitivamente la vigilaré!”.

Después de colgar el teléfono, Jaime se se