En verdad, Cadfan realmente no creía en el destino.

Su padre, que ya había fallecido hace mucho tiempo, era un firme creyente del Feng Shui y el destino, pero Cadfan no se lo creía en absoluto.

Cadfan siempre había tenido una forma muy fuerte y viciosa de hacer las cosas. Él creía que los hombres eran dueños de su propio destino. Cuando él era más joven, ya era excepcionalmente vigoroso y decidido. Ahora que ya era mucho mayor, se había vuelto aún más inescrupuloso y no prestó ninguna atención a la retribución o al karma en absoluto.

Sin embargo, Cadfan estaba empezando a tener dudas.

Él sentía que estaba plagado de mala suerte. Sería bastante irracional pensar que todo esto fue una mera coincidencia. ¡¿Cómo pudieron pasarle todas estas cosas malas y mala suerte a él?!

Si no era una coincidencia, solo podría tener algo que ver con su fortuna. De lo contrario, él no debería tener tanta mala suerte.

Por lo tanto, Cadfan también quiso aprovechar esta oportunidad para permitir que un