Edmund también se esforzó por levantarse. Sin embargo, como su cuerpo era extremadamente débil y frágil, no pudo levantarse en absoluto incluso después de intentarlo varias veces.

Por lo tanto, solo pudo seguir acostado impotente en la cama del hospital mientras lloraba: “Papá, yo... me han envenenado, y ahora he contraído uremia...”.

Cuando terminó de hablar, Edmund ya no pudo controlar sus emociones, y gritó con fuerza: “¡Papá! ¡Tienes que salvarme! Papá, este lugar de mala muerte es como un verdadero infierno. Si no me rescatas y me sacas de este lugar, en verdad podría morir aquí”.

Charlie sonrió antes de decir: “Edmund, es imposible que tu papá te rescate y te saque de este lugar. Pero la buena noticia es que planeo mantener a tu padre aquí para que pueda cuidarte. Ambos padre e hijo pueden vivir juntos en esta habitación en el futuro”.

Después de que terminó de hablar, Charlie le dijo a Jiro: “Jiro, ya no tienes que alimentar a Edmund en el futuro. Puedes enfocarte en aliment