Al oír esto, las cejas de Sheldon, que parecían una espada, se torcieron ligeramente.

Naturalmente, no estaba satisfecho con el plan de Yahiko.

Sin embargo, sabía muy bien que a Yahiko le acababan de amputar las piernas. Por decirlo claro, la costra sangrienta de su herida aún estaba fresca. Por el momento, era poco viable que él pudiera impulsar un proyecto de tal envergadura de forma inmediata.

Además, la hija de Yahiko parecía ser muy joven, cuya edad era casi la misma que la de su propia hija, Sophie.

En tales circunstancias, le resultaba realmente difícil tomar una decisión inmediata y ejecutar el proyecto.

Por eso, Sheldon dijo con seriedad: "Sr. Ito, deberías descansar bien y cuidarte en este periodo de tiempo. Cuando te den el alta en el hospital, te haré una visita y, de paso, hablaremos en detalle de la colaboración. ¿Qué te parece?".

Yahiko asintió sin dudar y respondió con una sonrisa alegre: "Si el Sr. Schulz vuelve a visitar Tokio, ¡seguro que te invitaré a cenar en