Capítulo 42

Rosalie suspiró, y cuando François la soltó, ella se maldijo.

¿Por qué lo había comparado con Duncan?

Eso era lo peor que podías decirle a un hombre que estaba tan cerca como él.

François la miró, pero Rosalie se sorprendió con lo que vio.

Había oscuridad en esos ojos, una que no estaba allí antes.

Eran como si la noche estuviera apareciendo en sus ojos, y al mismo tiempo, parecía que aquel hombre estaba a punto de llorar.

No tenía ningún sentido para ella.

Rosalie se lo tragó y trató de arreglarlo.

— No quise decir que te pareces a Duncan, no en ese sentido de...

— ¿Cómo la toqué? — Fue demasiado directo.

Su corazón aumentó sus latidos.

Rosalie tragó seco de nuevo y se volvió de espaldas a él, su mano fue involuntariamente hacia su corazón, como si pudiera hacerlo latir más despacio.

Ella oyó sus pasos detrás de ella, y de repente sus manos la envolvieron nuevamente.

Envolviendo su cintura, su calor invadiéndola.

En su oído susurró:

— Sueña conmigo esta noche, Rosalie.
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