Capítulo 56
Incluso había roto una copa. Estos días se había dejado hechizar por su belleza, actuando de forma impropia de él. Que hiciera lo que quisiera con Luis.

¡Bruja seductora!

...

En la mansión de los Méndez.

Luciana se quejaba en el sofá. —¡Papá, mamá, Mateo me ignora!

Ángel se sorprendió. —Luciana, ¿cómo puede el señor Figueroa ignorarte? ¿Ya se divorció de Valentina? ¿Cuándo se casará contigo?

—¡Todavía no se han divorciado! ¡Todo es culpa de Valentina, ella se niega! —Luciana pataleó.

Ángel miró severamente a Catalina. —¿Qué está pasando? Valentina es tu hija, ¿por qué no la controlas? ¿Por qué siempre obstaculiza el camino de Luciana?

—Tranquilo, cariño —susurró Catalina—. Me encargaré de que el divorcio se concrete pronto.

—¿Cómo?

—En dos días es el ochenta cumpleaños de la abuela. Prepararé algo especial para la ocasión —sonrió Catalina con malicia.

—Aguanta un poco más, Luciana —la consoló Ángel.

Luciana subió a su habitación y Ángel se dispuso a salir.

Catalina intentó detenerlo. —
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