Capítulo 418
Daniela saludó: —Señora, Diana, buenas tardes.

Sandra estaba muy contenta: —Diego, ¿por qué no avisaste que Daniela vendría? Podríamos haber preparado más platos.

Diego quería decir que Daniela no iba a comer allí, pero ella se adelantó: —Señora, no soy exigente con la comida. Con tal de quedar satisfecha, está bien.

Sandra respondió: —Por supuesto que habrá suficiente.

Todos sonrieron felices.

Diego dijo: —Voy a darme una ducha.

Diego regresó a su habitación, abrió la regadera y se duchó con agua fría.

El afrodisíaco que Fabiola había preparado era realmente potente. Diego tenía experiencia en el mundo exterior y conocía estos métodos, pero al fin y al cabo era un hombre, y el efecto de la droga no era fácil de superar.

El agua fría salpicaba sobre sus músculos firmes y luego rebotaba. Cerró sus hermosos ojos.

De repente, la puerta se abrió y sonó la voz suave de Daniela: —Diego.

Diego no levantó la cabeza: —¿Hmm?

Daniela explicó: —La señora me pidió que te trajera ropa limpia.

Diego
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