Capítulo 386
Sandra asintió. —De acuerdo. Diego, ¿dónde está Daniela?

Diego tomó una bolsa y empezó a guardar sus cosas. Sin levantar la vista, dijo con calma: —Se fue. Mamá, solo somos compañeros de clase, nada más.

—Sé que muchas chicas te gustaban antes. Recuerdo que una chica dejó una carta de amor y chocolates en tu mochila, tu hermana lo vio, ¿cómo se llamaba? ¿Claudia?

Diego levantó la vista. —Mamá, no menciones a esas chicas, Daniela es diferente.

Sandra sonrió. —Así que Daniela es diferente a las otras chicas que te gustaban.

Diego no respondió, siguió recogiendo sus cosas.

—Diego, ya eres mayor, si encuentras a una chica que te guste, no la dejes escapar. Daniela es una buena chica.

Diego terminó de empacar, tomó su bolsa, ayudó a Sandra a levantarse y la acompañó a salir del hospital.

Mientras caminaban por el pasillo, Diego susurró: —Mamá, no pienso en esas cosas, no puedo darle un futuro.

Sandra guardó silencio. Sabía que Daniela provenía de una familia adinerada, por eso había negado
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