Capítulo 208
Valentina se sobresaltó y forcejeó —¡Mateo, no!

Mateo la sostuvo, arrastrándola de vuelta al sofá, y luego se inclinó para besar sus labios rojos.

Ella siguió forcejeando mientras Mateo, incapaz de soportar tal provocación, accidentalmente derribó un jarrón, esparciendo periódicos y revistas por el suelo.

Pronto Valentina dejó de moverse, pues se había golpeado la frente contra el respaldo del sofá y las lágrimas asomaban por sus ojos.

El hombre sobre ella se paralizó, sus ojos negros llenos de incredulidad, mirándola atónito —¿Todavía eres... virgen?

Él había pensado que ella no era virgen.

Nunca se atrevió a pensar que fuera su primera vez.

Valentina se incorporó y le mordió con fuerza el hombro.

Lo mordió tan fuerte que casi le arranca un pedazo de carne.

Las mandíbulas de Mateo se tensaron, todos sus músculos se marcaron, y no pudo contener un gemido de dolor.

Ella casi lo mata con esa mordida.

Mateo le sujetó el rostro, obligándola a soltarlo.

Usó su mano izquierda, y Valentina vi
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