“Yo no soy un premio que hay que ganar”.
“Princesa Jazmín. Aladdin"
Segunda parte
Liz
Arreglo su cabello feliz y muy a gusto, esta era la mejor parte de cuando Leny era pequeña, ayudar a desenredar sus andas locas. Y no ha dejado de ser entretenido por lo que veo. Esta niña me tiene enamorada con su dulzura y belleza.
—… puedes? —es lo último que escucho antes de volver de mis recuerdos y ver a la niña esperando una respuesta.
—Oh, disculpa Abba, ¿qué me decías?
—Qué si puedes ponerte tu vestido de princesa en mi fiesta, solo un ratito. —sus grandes ojos azules me miran a través del espejo, lo dicho, es un peligro esta niña.
—Quisiera poder complacerte mi amor, pero el vesti
“Yo solía pensar que el tiempo era un ladrón, robando todo lo que amaba, ahora comprendo que el tiempo te da algo antes de quitártelo y cada día es un regalo, cada hora, cada minuto, cada segundo”.“Alicia. Alicia a través del espejo.”Primera partePatrick.Desde que Abba nació y me vine a vivir con mi madre, he sabido que la figura materna para una niña es muy importante. Yo mismo no sabría que hacer sin mi madre, en los seis años siguientes a la perdida de Mady, me he mantenido cerrado a la posibilidad de sustituirla con nadie, odiando cada segundo y cada minuto de no tenerla conmigo, no puedo imponerle a mi hija una madre que no es la suya. Hoy ver a m
“Yo solía pensar que el tiempo era un ladrón, robando todo lo que amaba, ahora comprendo que el tiempo te da algo antes de quitártelo y cada día es un regalo, cada hora, cada minuto, cada segundo”.“Alicia. Alicia a través del espejo.”Segunda partePatrick.Azorado por sus inminentes lagrimas me dispongo a decirle cualquier cosa para consolarla y antes de que diga o haga algo, ella levanta su rostro con una sonrisa un tanto forzada.—Bien, si eso era todo, a continuar, esto no se limpiará solo. —y sin más que decir se va, a como dice ella; «a continuar, porque no se limpiará solo».Es una mujer desconcertante, me gustar&iacu
“Incluso los milagros pueden tomar algo de tiempo”.“Hada madrina. Cenicienta.”Primera parte.LizSin poder dormir por el cúmulo de sensaciones y recuerdos, me detengo a analizar un poco el caos en el que se ha convertido mi vida.Para esta hora Terry, debe estarse preguntando dónde me encuentro, aunque pensándolo bien, lo más probable es que este revolcándose con esa… esa mujer. Me pregunto ¿desde cuándo está pasando eso? ¿Y porque no estoy desolada y desgarrada? Se supone que las personas traicionadas explotan en desgarradores llantos, o rompen cosas, o asesinan a alguien, ¿no?¡Cielos! Me iba a casar en menos de quince días y… —estas sabanas son tan suaves y huelen tan bien— me est
“Incluso los milagros pueden tomar algo de tiempo”.“Hada madrina. Cenicienta.”segunda parteEl desayuno, después del penoso principio se desarrolló con tranquilidad entre los comentarios graciosos de Sean y las constantes historias de Abba, no hay quien se aburra, claro, que el ogro y su mal humor no colaboran con el buen ambiente. Junto con Audrey recogimos y dejamos la cocina como una tacita de porcelana. Y tal y como dijo antes del desayuno no hay mucho que hacer en la casa. Así que me retiro a la habitación para comprobar mi teléfono. Como esperaba esta que revienta de mensajes de Leny y Amelia, y unos cuantos de escritores aficionados que esperan una respuesta, esos se los reenvío a Amelia antes de revisar los de ellas. El teléfono personal ni siquiera me molesto en encender
“Bajo el mar, bajo el mar, vives contenta siendo sirena eres feliz.”“Sebastián. La sirenita.”Primera partePatrickPasar la noche en vela pensando en las posibilidades que tenía para solucionar un problema, mejor dicho, el problema de mi vida no es lo más recomendable. Pero gracias a una epifanía, (producto del insomnio, o la ansiedad, o el encuentro con cierta princesa, vestida con una camiseta holgada, que estoy seguro me perteneció en algún momento, a altas horas de la noche) encontré una posible solución que llegó a mi aturdido y enloquecido cerebro. Sentir la voz de Elizabeth arrullando a mi hija para que vuelva a dormir termino de darme el empujón para aceptar esa solución. Una solución que amerita muchos p
“Bajo el mar, bajo el mar, vives contenta siendo sirena eres feliz.”“Sebastián. La sirenita.”segunda partePatrickNos quedamos unos diez minutos en total silencio a la espera de que no despierte.—Me sorprende lo rápido que se duerme y lo pesado que tiene el sueño. —comenta Liz, cuando le hago la prueba para saber si esta dormida, tomando su brazo y dejándolo caer.—Es una ventaja con la que cuento desde que era una bebé. No sé qué hubiera sido de mí, si fuese uno de esos bebés que no paran de llorar durante toda la noche. —la cara de terror en el rostro de Elizabeth es para la posteridad.—Te comprendo más de lo que crees, espero que si algún día llegó a
“Algunas veces el camino correcto, no es el más fácil”“Pocahontas. Pocahontas.”LizBañarme en las aguas cristalinas del Lago Escondido, es una maravilla, cálido, hermoso y en compañía de Abba, todo se vuelve risas y diversión, ella habla hasta por los codos de lo que sea, y también como todo niño, no tiene filtro, lo que con frecuencia me recuerda a Leny. Ella era igual y hasta el día de hoy, creo que nunca encontró sus filtros, dice lo que piensa tal cual, si te gusta bien, sino también, solo con madre es capaz de callar y solo porque conoce las consecuencias de no callarse frente a ella.Lo que pasó, fue como de otro mundo, jamás me imagine que Patrick aparecería, menos qu
“El infierno puede ser divertido, si estas con el demonio correcto”. “Hades. Hércules.” Patrick. Según he sabido la cosa más aterradora para un hombre es la palabra «matrimonio» para mí fue algo natural con Mady, parecía no haber otra opción y el matrimonio era un paso seguro y confiable. Mas, esta vez… con Elizabeth, siento que no me salen las palabras, y estoy muy, muy cerca de la palabra «aterrado». Luego de explicarle mi precaria situación llega la hora de la verdad. —Necesito que te cases conmigo —en su cara puedo ver el shock, y el hecho de que no diga absolutamente nada me lo confirma—. Elizabeth, ¿me escuchaste? —la insto a que reaccione. —Pero… pero… ¡CLARO QUE TE ESCUCHE! ¡Oh, Dios mío, ¡no lo puedo creer! —Me grita y se levanta para comenzar un vaivén sin sentido en la sala—. No pued