El cielo azul se había vuelto negro, una repentina aparición estaba amenazando el feliz matrimonio, le había costado tanto a Nathanael, lograr que su mujer creyera en su amor y ahora por culpa de la madre de sus hijos estaba por perder de nuevo su confianza

La explicación que Tatiana le había dado era muy buena, pero como hombre de negocios y de mafia no se podía confiar de las palabras, necesitaba que Jael corroborara la información que la rubia le había dado, de lo contrario no le iba a importar alejarla de sus hijos

— ¿Qué es lo que quieres exactamente, Tatiana? viene a mi casa así de la nada sin importarte que yo ya tengo una vida, una esposa, y me besas como si hubiésemos tenido una relación amorosa, ¿qué pretendes?

— Eres el padre de mis hijos, Braulio está muerto, es obvio lo que pretendo, quiero criar a mis hijos, ser su madre, cuidar de ellos, los amo, ellos son lo más importante para mí, y... quiero hacerlo contigo, que los criemos juntos, que los eduquemos juntos, ¿sabes?