El padre sabía que algún día su hija tenía que crecer, pero le costaba por qué Nathalia era su tesoro, su princesa consentida desde que nació, Vanessa le había ganado casi todo con ella, tenía sus bellos ojos azules, su piel de nieve, y su figura perfecta, aquel que se le acercaba con malas intenciones era hombre muerto

Padre e hija disfrutaron de una amburguesa en el lugar, atraían las mirada pero solo volteaban una sola vez, quizas pensaban que el Boss era el lugar dady de esa joven belleza, terminaron y se fueron directo a casa, apenas entraron a la mansión Nathalia preguntó:

— Papá, ¿vas a castigarme por lo que pasó hoy? a mí favor está que yo no tengo la culpa que atacaran la mansión, yo solo salí a divertirme un rato con mis amigas, si no hubiese sido por los malditos rusos, nada de esto hubiera pasado

— Por supuesto que te voy a castigar, es mejor que mantengas un bajo perfil, tenemos muchos enemigos y no quiero que te pase nada malo

— ¿Pero por qué? no hice nada malo, ¿qué ti