Déjame ser tu hombre

El hombre abrió los ojos como estrellas, leyó parte por parte una y otra vez el acta de matrimonio, efectivamente ahí estaba plasmada la firma de la bella y rebelde Vanessa Do Angelo, la suya y la del juez, estaban legalmente casados, ahora ella era suya ante la ley, y ella creía que se iba a liberar de sus garras cuando se recuperara de la cirugía, la ingenua enfermera podía seguir soñando

— Cabrón, ¿cómo demonios hiciste para conseguir lo que yo no puede? !carajo! ¡es verdad, ella es mi esposa, mía, mía por fin! ¿cómo la convenciste de firmar?

— Como sabes siempre estoy un paso adelante en todo, preparé con tiempo que el acta de matrimonio estuviese firmada por el juez y por ti, a la señorita Di Angelo, solo tuve que decirle que el que se casara contigo era tu última voluntad

— ¡¿Queeee?! ¿le dijiste que era mi última voluntad casarme con ella? ¡¿te atreviste a suplicarle para que firmara y fuera mi esposa?!

— Sí y bastante, ella estaba muy renuente, decía que no podía hacerlo mient
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