EL DIABLO REPRENDIENDO EL PECADO

Gerard abrió los ojos en el momento en que Demy se giró, pero se quedó callado, solo acariciando el lugar donde ella besó. Una dulce sonrisa se dibujó en su rostro. La verdad era que sin ella cerca no podía dormir bien por muy cansado que estuviera. Simplemente fingió estar dormido cuando escuchó el sonido de la puerta abriéndose. No quería que Demy supiera que se quedó despierto esperándola en caso de que ella olvidara que él estaba cerca. Haría que la sorpresa fuera mucho más dulce.

Demy, por otro lado, no tenía idea de que Gerard tuviera estos pensamientos. Después de ducharse, se metió en la cama y se acurrucó en sus brazos como de costumbre. Hacía mucho tiempo que no podía disfrutar de sus abrazos con tanta libertad. Después de todo, antes de que Gerard se recuperara, ella estaba preocupada por sus heridas o por ser atendida por el personal médico del hospital. Pero esa noche podría saborear su abrazo sin ninguna preocupación.

Ella movió su mano y acarició su hermoso rostro. Por
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