En el acantilado…

Thea miraba con frecuencia hacia la caverna mientras esperaba con impaciencia a que James y Maxine regresaran.

Después de comprobarlo por enésima vez, finalmente vio a James subir y dijo emocionada: “¿Cómo te fue, cariño?”.

James sacudió la cabeza con tristeza. “Esta caverna no tiene fondo, y el calor era abrasador allí abajo. No pudimos bajar más. Dudo que el abuelo hubiera sobrevivido”.

Maxine subió detrás de él.

James suspiró y dijo abatido: “Hemos terminado aquí. Volvamos”.

Como no pudieron encontrarlo, James no tenía la intención de perder un segundo más en esta caverna.

Basándose en las pistas que él y Maxine habían obtenido, él tenía una idea aproximada de lo que podría haber sucedido.

Lo más probable es que su abuelo todavía estuviera vivo.

Él aún dudaba un poco de la teoría de Maxine.

James creía firmemente que su abuelo no le haría daño a él ni a Thea.

Lo único de lo que no estaba seguro era por qué su abuelo necesitaba inventar tantos planes elab