James se rascó la cabeza.

Eso sonaba como una idea terrible ya que él no tenía ningún interés en los asuntos políticos.

Sin embargo, el Rey era un hombre sabio, por lo que el candidato que tenía en mente debía ser una persona estimada.

James estaba más que feliz de allanar el camino para un líder sabio.

“¿Riqueza?”, murmuró James pensativo.

La situación en las Llanuras del Sur acababa de calmarse y sería difícil acumular suficiente riqueza en un año.

Su única opción era partir de Cansington.

“¿Qué quiso decir Tiniebla? ¿Los ricos de la Capital, Comercio Oceánico, la Alianza Empresarial de las Cinco Provincias y el Grupo Comercial Infinito?”.

James reflexionó sobre sus palabras una vez más.

‘¿Está sugiriendo que use medios ilegales para adquirir la riqueza que necesito de esta gente?’.

James sacudió la cabeza y descartó sus pensamientos.

Regresó a la habitación con el libro de medicina.

“Cariño…”.

En cuanto regresó, Thea lo miró extrañada. “¿Con quién estabas hablando afuer