Detrás del pico principal había un cañón.

Una poderosa formación custodiaba el cañón, y muchos discípulos patrullaban la zona. Sin el permiso del Patriarca, nadie podía entrar. Ni siquiera los ancianos podían entrar en la cámara de la biblioteca.

En cuanto apareció James, unos cuantos guardias se acercaron y se arrodillaron en el suelo.

"Señor Wyot".

James hizo un gesto con la mano y dijo: "Pueden levantarse".

Los guardias se levantaron y se hicieron a un lado para que James pasara.

James se acercó al cañón. Miró la formación, sacó el sello exclusivo del Gran Anciano y vertió en él un rastro de su Poder del Caos.

Una fuerza mágica emergió del sello y se sumergió en la formación.

Poco después, la formación se abrió para que él pudiera entrar.

James entró en el gran cañón a grandes zancadas.

El cañón tenía unos cien metros de ancho y parecía no tener fondo.

A los lados del cañón había varias puertas de piedra, cada una marcada con unas palabras antiguas.

En las puertas había