James nunca se rindió. En cuanto encontraba un elixir de grado Macrocosmos, decidía refinarlo de inmediato.

Tras refinar otro elixir de grado macrocosmos, la luz multicolor que desprendía James desapareció. Luego se levantó y se estiró antes de arrugar las cejas y murmurar: "Mi fuerza no ha aumentado en absoluto. Quizá ese pájaro mentía...".

James suspiró. Ahora no le quedaba más remedio que seguir adelante.

Tras explorar los alrededores y confirmar sus direcciones, continuó su viaje en busca de Jabari y de más elixires de grado macrocosmos.

La Zona Restringida Eclesiástica era realmente amplia. Había algunas regiones peligrosas que James no se atrevía a traspasar.

Tras atravesar las áridas cadenas montañosas, llegó a un mar. El mar era extraño, ya que la superficie del agua era negra. Se podía ver niebla negra evaporándose de la superficie. Antes incluso de acercarse al mar, James pudo sentir un extraño poder. Al ver que esta región era extraña y desconocida, no quiso atravesa