Quincy estaba sentimental. Miró a James y le preguntó: "¿Y tú? Durante estos largos años, ¿nunca has desarrollado ni el más mínimo sentimiento por otra mujer que no sea Thea?".

"Los he tenido". James no lo negó. La profunda comprensión que le proporcionaba su grado de cultivación le instaba a no engañarse a sí mismo ni a los demás.

"¿Quién era?". Quincy miró fijamente a James, curiosa por saber qué clase de mujer había obtenido el afecto de James.

James empezó a rememorar el pasado. Al cabo de un rato, dijo: "Cuando me divorcié de Thea y regresé a las Llanuras del Sur para participar en la guerra, viniste hasta aquí por mí. Después de que me hirieran, me cuidaste diligentemente hasta que me recuperé. Por aquel entonces, creía que mi relación con Thea había terminado y quería pasar el resto de mi vida contigo".

El corazón de Quincy saltó de alegría ante su respuesta. Aquel periodo era el momento más inolvidable y apreciado de su vida.

Quincy preguntó: "¿Quién más? ¿Hubo alguna otra