Murchadt miró a James y le dijo: "Usted no es mi objetivo, señor. Esto no tiene nada que ver con usted. Ya que sus heridas se han estabilizado, por favor abandone este lugar de inmediato. Me temo que la familia Lachesis no puede acomodarlo".

Murchadt ordenó a James que se fuera.

"Te dije que no voy a traer basura", dijo Letitia con firmeza.

James estaba perdido.

"Ayúdeme, Señor Caden", dijo Letitia. Al ver que James dudaba, ella se apresuró a decir: "Yo fui quien le salvó la vida. ¿No puede ayudarme un poco?".

James estaba entre la espalda y la pared. Murchadt era un Gran Emperador del Octavo Cielo. Aunque su fuerza física era poderosa, solo era equivalente a la de un Gran Emperador del Quinto Cielo. ¿Qué otra cosa podía hacer si Murchadt insistía en impedirles partir?

Miró a Letitia y le aconsejó: "¿Por qué no traes a ese tal Ximun?".

Letitia lo miró y se quedó pensativa. Al cabo de un rato, dejó escapar un profundo suspiro y dijo: "Si tú lo dices...".

Letitia no tenía otra op