Como Gran Emperador, la represalia de Benedict sería catastrófica aunque su Sello del Camino estuviera roto. Preocupado de que esta región pudiera ser completamente destruida, Silvester selló su fuerza.

Benedict cayó al suelo. Tenía grietas por todo el cuerpo. Su rostro estaba pálido y goteaba sangre de la comisura de sus labios. Su rostro era solemne mientras preguntaba con frialdad: "¿Por qué?".

"¡Pfft!".

Silvester se sentó y miró a Benedict que yacía en el suelo antes de decir con frialdad: "Seguro que sabes la razón".

"¿No estás herido?". El rostro de Benedict estaba pálido.

Nunca pensó que sería emboscado y que la fuerza de Silvester se había recuperado.

Helvius se levantó y caminó hacia Benedict. Mirando hacia abajo, dijo fríamente: "Benedict Oscar, nunca te tratamos mal. ¿Por qué decidiste desertar al Santuario?".

El rostro de Benedict se ensombreció. Sabía que su identidad estaba al descubierto. Por eso, permaneció en silencio y se limitó a mirarlos.

"No esperabas esto,