Nunca había habido equidad o justicia en este mundo donde reinaba el más fuerte. Para sobrevivir en este mundo cruel, uno debe aumentar constantemente su fuerza.

James creía firmemente en esto. Desde los humanos de los Tres Mil Reinos Sellados hasta los Forasteros que vinieron a la Tierra de manera inesperada, ellos habían estado intimidando a los nativos de la Tierra desde el principio. Si él no hubiera resuelto la crisis con su fuerza, los humanos en la Tierra ya habrían sido esclavizados. Por lo tanto, no tenía objeciones a apoderarse de las Órdenes de Guerra de los demás.

Al entrar a la ciudad, un grupo de personas inmediatamente caminó hacia ellos.

“James…”, se escuchó una voz.

James se dio vuelta y vio algunas caras familiares: Marcello y Jace del Clan Azurean del Reino Demonio. Junto a ellos había algunas caras desconocidas. Sin embargo, exudaban auras aterradoras. Era evidente que eran prodigios del Clan Azur.

Marcello caminó rápidamente hacia ellos y les preguntó: “¿Cómo