Las palabras de Magnus provocaron un escalofrío en James. En cuanto mencionó que el Hijo del Cielo era su subalterno, James tuvo un mal presentimiento. El hombre que tenía delante estaba aquí para vengarse.

Miró a Magnus y permaneció en silencio.

Con una expresión serena en su rostro, Magnus pronunció palabra por palabra: “El Hijo del Cielo perdió ante ti porque era débil. Tengamos una batalla donde ambos lucharon”.

Tras decir eso, se sacó los guanteletes de las mangas y se los lanzó a James.

“Te daré un mes para prepararte. Lucharemos a muerte en el Monte Bane dentro de una semana”.

La voz de Magnus se hizo cada vez más distante mientras desaparecía lentamente en el aire.

James miró el guantelete que llevaba en la mano y que le pesaba.

“Cariño”, llegó la voz de Thea.

James se recompuso y dijo sombríamente: “Este es el superior del Hijo del Cielo y el discípulo más fuerte del Supramundo. El Hijo del Cielo es increíblemente fuerte, y me esforcé mucho por aniquilarlo. Aho