Thea se dirigió hacia la piedra azul y se detuvo ante el objeto. Luego giró la cabeza y preguntó: “¿Presiono la superficie de la piedra con las palmas de las manos?”.

La custodio asintió ligeramente en respuesta.

Al ver esto, Thea levantó las manos y presionó las palmas contra la piedra.

En ese momento, pudo sentir un poder que emanaba del interior de la roca y que se extendía de su cabeza a los pies. Sintió una corriente cálida y reconfortante que circulaba por todo su cuerpo. Entonces, los misteriosos símbolos de la piedra azul brillaron.

¡Crac!

En ese momento, apareció una grieta en el suelo, que fue aumentando de tamaño. Entonces, apareció un pasadizo subterráneo.

“Felicidades”. La mujer dijo encantada: “Has sido reconocida y se te ha concedido el acceso a la Cámara de las Escrituras. Una vez que entres por el pasadizo, obtendrás un arte sobrenatural secreto que corresponde a tu fuerza”.

Thea echó un vistazo al pasadizo subterráneo y entró sin dudarlo. En cuanto entró