“No te preocupes. No tenemos ningún resentimiento con los antiguos artistas maritales de Sol. La persona que él está buscando no está conmigo. Creo que no tomará medidas contra mí. Habría muerto de inmediato si hubiera tenido la intención de quitarme la vida”.

El corazón del Arzobispo latió con fuerza.

James exhibió una fuerza tan aterradora.

El Arzobispo renunció por completo a defenderse.

La fuerza de James definitivamente estaba a la par con los tres primeros en la Clasificación Elísea.

Sin embargo, no estaba seguro de quién ganaría si se enfrentaran entre sí.

Después de que James reuniera la información que necesitaba, regresó rápidamente a la habitación.

Abrió la puerta de un empujón y entró. Yelena, quien estaba acostada en la cama, se dio la vuelta y se levantó. Miró a James, que había entrado en la habitación, y preguntó: “¿Cómo te fue? ¿Qué has descubierto?”.

Henry también miró a James, esperando su respuesta.

James entró en la habitación, se sentó y encendió un cigar