Antes de que pudiera terminar de hablar, el cuerpo del hombre caucásico salió disparado.

Simultáneamente, todos los demás mercenarios se desplomaron en el suelo.

Una poderosa energía brotó de James y derribó a sus oponentes.

Los francotiradores escondidos en lugares más elevados también cayeron al suelo y no pudieron reunir fuerzas suficientes para volver a levantarse.

James retrajo su energía y miró al hombre caucásico que yacía en el suelo, gritando de dolor.

Se acercó y pisó la cara del hombre caucásico, diciendo despreocupadamente: “Tengo en alta estima las capacidades de Zyaire, por eso vine a verlo. Levántate y llévame hasta él”.

En ese momento, se desató una tormenta en el corazón del hombre caucásico.

¿Qué estaba ocurriendo?

No podía comprender lo que acababa de ocurrir hacía unos instantes.

¿Quién era el hombre que tenía delante? ¿Podría ser un dios?

A Henry también le sorprendió la fuerza de James.

Sabía que James era un gran maestro de octavo grado, pero no sabí