Halvor empujó la puerta de hierro y gruñó de ira. Aunque era increíblemente viejo, su voz era clara y poderosa.

En un esfuerzo por salir, trató de sacudir la puerta de hierro tan fuerte como pudo, pero permaneció inamovible.

James esbozó una ligera sonrisa mientras miraba al furioso Halvor en la celda. “Halvor, ¿todavía no estás al tanto de la situación actual en este momento? ¿De verdad crees que la gente de afuera te sacará?”.

Mientras decía eso, hizo un gesto al soldado detrás de él y dijo: “Abre la puerta”.

El soldado detrás de él se acercó y abrió la puerta de hierro. En cuanto se abrió la puerta, Halvor corrió y el soldado detrás de James levantó su arma al instante.

Halvor se detuvo de inmediato y miró a James con una cara llena de resentimiento.

“Atrás”, gritó el soldado con frialdad.

Halvor retrocedió y James entró en la celda.

Un soldado del Ejército de la Llama Roja llevó una silla. James se sentó, sacó un cigarrillo y lo encendió. El humo llenó el aire en la tenue y