Thea llegó a los suburbios de Terentville y no estaba muy lejos de la Secta del Monte Trueno.

Al mirar a los soldados de los Blithe detrás de ella, ordenó: “Espérenme aquí”.

“Entendido”. Ellos asintieron con la cabeza.

Sosteniendo la Espada Malévola en la mano, Thea levantó la cabeza para vislumbrar la montaña nevada en la distancia.

Hace dos días, una feroz batalla había estallado aquí, y toda la región quedó bajo el bombardeo implacable de los aviones de combate. Sin embargo, las fuertes nevadas habían cubierto casi todos los rastros de la batalla que tuvo lugar.

Thea comenzó a caminar en dirección a la montaña nevada en la distancia.

Aunque inicialmente quería escalar la montaña, decidió no hacerlo después de contemplarlo. No sería capaz de recorrer decenas de kilómetros incluso si se tomara un día entero. Además, la situación en Cansington era terrible. Le preocupaba que el enemigo llamara a James, quien se pondría en acción para salvar a Quincy y a los demás. No solo es