Las palabras de Darryl estaban resonando en la mente de todos.

...

Al otro lado de Westrington, la Residencia del Primer Ministro.

En medio de un tranquilo y elegante jardín, Donoghue Dixon tenía puesto una larga túnica de satén. Él estaba sentado en el pabellón tomando un té mientras admiraba el jardín de rocas y el agua que fluía frente a él.

Unas cuantas sirvientas estaban paradas a su lado listas para servirle.

Donoghue debería estar relajado al mirar ese paisaje. Sin embargo, su expresión era un poco sombría.

Como Primer Ministro de Westrington, él era muy respetado con solo uno por encima de él y miles por debajo. Sin embargo, Donoghue no estaba para nada feliz.

¡Le resultaba difícil dormir y comer siempre y cuando su némesis Darryl Darby no estuviera muerto!

“Primer Ministro”.

En ese momento se pudo escuchar una voz suave. Era de la Maestra de Secta de los Cinco Venenos, Lindsay Jones, quien caminó por el pasillo y se acercó a él.

Lindsay tenía puesto un vestido largo