Debra decidió que seguiría a Darryl; estaba determinada a eso. Darryl no podía rechazarla, por lo que había aceptado que ella también la acompañara.

No hubo sorpresas en su viaje y habían llegado a la ciudad sin problemas.

Debra vestía un traje tradicional de color púrpura; su cuerpo perfecto y sus facciones únicas atraían la atención de muchas personas una vez que entraron por la puerta de la ciudad.

"Wow, que linda...".

"¿Es ella una diosa?".

Debra no se sentía cómoda con los cumplidos y las miradas.

A pesar de que ella era la Maestra de Secta de la Secta de Artemisa, su posición era suprema y había vivido en el altar principal durante mucho tiempo. Ella no había puesto un pie fuera de la secta, y nunca había estado en un lugar tan grande.

Jewel, por otro lado, estaba relajada.

"¡Mira a esta gente! Están diciendo que eres hermosa". Jewel sonrió y tomó la mano de Debra mientras se burlaba de ella.

A pesar de que no habían pasado mucho tiempo juntas, Jewel y Debra se hacían má