La puerta de la habitación se abrió de pronto y una hermosa sombra entró al lugar.

Era Yumi.

“Hermana”.

Nancy se sorprendió y sonrió. Aunque Nancy no tenía una buena impresión de Yumi, seguía siendo la cuñada de Darryl.: “¿Pasa algo, Hermana?”.

“Por supuesto que la hay, de lo contrario, ¿por qué vendría a tu habitación?”, Yumi dijo con frialdad. Su actitud era completamente diferente a la de esa mañana cuando se veía elegante. La diferencia era como el cielo y la tierra.

Mientras hablaba, los ojos de Yumi se posaron en las escrituras en las manos de Nancy.

Yumi se acercó con su rostro helado, extendió las manos hacia Nancy y le ordenó: “¡Entrégamelos!”.

Yumi evidentemente había escuchado que las siete escrituras eran algo grande. ¡Si uno reunía los siete volúmenes, podía gobernar al mundo! ¡Tenía que adquirirlos pase lo que pase!

Nancy estaba atónita y negó con la cabeza antes de decir con determinación: “¡No te los daré!”.

Nancy dio unos pasos hacia atrás mientras hablaba. Su