"¿Y qué si él está aquí? ¿Por qué estás entrando en pánico?", la Madre Abadesa Serendipia gritó con frialdad.

¡Bang!

¡Se escuchó un ruido fuerte! ¡La puerta se hizo añicos! ¡El polvo llenó el aire!

Cuando el polvo se disipó lentamente, los maestros de secta miraron hacia la puerta. Estaban atónitos.

Había un hombre de pie junto a la puerta, vino solo. ¡Su rostro estaba inexpresivo!

¡No era otro que Darryl!

¡Sus ojos estaban rojos como la sangre! ¡Parecía aterrador!

Hiss…

¡Megan se estremeció inconscientemente! Conocía a Darryl desde hacía mucho tiempo, pero nunca lo había visto tan enojado.

"¡Escoria!", La Madre Abadesa Serendipia se puso de pie y señaló a Darryl con enojo.

Su rostro estaba frío mientras sus ojos viajaban en círculo alrededor de la multitud y finalmente se fijaron en el rostro de Megan.

"¿Dónde están mis padres?", unas pocas palabras frías salieron de la boca de Darryl.

Fue Megan quien hizo la llamada, así que decidió interrogarla.

Megan no entró en pánico