Bowen estaba despreocupado por los ejércitos de jinetes. Esa no fue la impresión de Veron. Gritó: "¿Qué es esta tontería? ¿Creen que debemos rendirnos y dejar que nos maten? Si crees que puedes atraparnos, deja de hablar e inténtalo".

Blandió su espada larga con su energía interna. Mientras cargaba hacia sus enemigos, apareció un rayo brillante. El ataque consumió la mayor parte de la energía interna de Veron. El sable se movió tan rápido como un rayo. El aire se había abierto de un tajo.

"¡Agh!". Muchos ejércitos de jinetes de armadura negra no tuvieron tiempo suficiente para evitar la embestida de la espada. Gruñeron. Más de cincuenta murieron en charcos de sangre.

"¡Maldita sea! El líder del ejército de jinetes estaba conmocionado y furioso. Se secó el sudor de la frente y gritó: "Matan primero a esa mujer. Solo asi capturaremos a Bowen con vida".

La mujer era de los Nueve Continentes. No importaba si estaba viva o muerta. Sin embargo, era diferente para Bowen. Kokun era su padr