"Maldita sea, qué mala suerte hemos tenido de encontrarnos con un bicho tan feo".

En medio de sus discusiones, el líder del grupo se adelantó y observó a Scitalis con ojos condescendientes. "Amigo, entrégame tus objetos de valor".

Aquel hombre era Rio Leo. Solía seguir a Forsythe Peddleman, pero Forsythe y la Emperatriz Morticia ya no estaban con ellos. Rio era el siguiente en la línea. Por lo tanto, fue elegido como su líder.

Enfrentado a las formidables fuerzas de Rio, Scitalis arrugó el ceño y dijo fríamente: "Que te jodan. No tengo dinero". Los soldados divinos lo habían perseguido previamente. Por fin pudo recuperar el aliento, solo para toparse con una banda de ladrones. Scitalis estaba de mal humor.

La expresión de Rio se ensombreció. Dijo fríamente: "Tío, ¿sabes quiénes somos?".

Scitalis no se inmutó. "Voy a decirlo una vez más, jódanse".

¡Maldita sea!

Rio se enfureció al instante. Desenvainó su machete e increpó: "¡Muere, monstruo feo!".

¡Bzz!

La energía interna de Ri