"¡Cariño!".

Justo en ese momento, Zacho entró corriendo rápidamente con una expresión llena de preocupación. "Cariño, por favor, vuelve en ti". Mientras hablaba, alargó la mano para sujetar a Valeria.

Sin embargo, Valeria parecía haber perdido completamente el control entonces, con los ojos desorbitados mientras gritaba una y otra vez: "Mueran, todos ustedes deben morir...".

Mientras gritaba, cogió el jarrón más cercano a ella y se lo arrojó a Zacho.

Zacho se agachó y esquivó el jarrón por poco.

El jarrón se hizo añicos contra la pared, dando un susto a los ancianos.

Al ver que Valeria no tenía nada en la mano, Zacho se abalanzó sobre ella para agarrarle las manos con preocupación y ansiedad a la vez que le decía: "Cariño, por favor, soy yo".

Valeria pareció hacer oídos sordos a sus palabras. "Suéltame, suéltame...". Ella forcejeó mientras gritaba.

Al ver eso, Zacho no tuvo más remedio que sellar los puntos de acupuntura de Valeria.

En cuanto lo hizo, Valeria se sacudió mientr