Mientras hablaba, Dax se inclinó hacia adelante para apretar su cara contra la de Goddard.

“¡Aargh!”.

El niño apenas podía soportar la cara llena de barba de Dax mientras gritaba con furia: “¡Tu barba me está pinchando, tío Dax! ¡Bájame, bájame!”.

¡Jaja!

Todos estallaron en carcajadas.

Chester le lanzó una mirada a la aún inconsciente Quincy, frunciendo ligeramente el ceño.

Al segundo siguiente, Chester le preguntó a Ambrose: “Ambrose, ¿qué está pasando? ¿No se suponía que ibas a comprobar la situación con los piratas? ¿Cómo terminaste con Quincy?”.

Mientras aquellas palabras resonaban en el aire, la mirada de todos se posó en Ambrose.

Ambrose tomó un profundo respiro y esbozó una sonrisa amarga. “Los Reales de las Nubes del Sur acababan de fracasar en su intento de derribar el palacio cuando llegué a la aldea de pescadores. Quincy apenas había salido con vida de todo eso...”.

Ambrose pasó los siguientes minutos describiendo con detalle todo lo que había sucedido.

Hacia el fi