La ira se apoderó de todos los miembros del clan, que rugieron y se abalanzaron sobre Yarl.

Al ver la situación, Yarl suplicó y se arrodilló frente a Morticia cuando estaba a punto de llorar.

"¡Su Excelencia, sálveme! Por favor, sálveme. Hice lo que me pidió. Se lo ruego, por favor, sálveme".

El aura de su cuerpo estaba hecho un desastre después de ser abofeteado por Morticia. Había perdido su capacidad de pelear y definitivamente no era rival para los demás en esa situación. Lo único que quedaría de él sería su cadáver una vez que todos lanzaran sus ataques contra él.

La expresión de Morticia no cambió ni siquiera cuando Yarl se mostró tan lamentable. Levantó la mano para indicarles a los miembros del clan que se detuvieran y anunció con indiferencia: "¡Todos! Este criminal ha hecho cosas terribles. No bastará con matarlo para consolar al jefe del clan y a todos. He decidido mantenerlo varado en esta isla por su cuenta".

Tan pronto como habló, una fuerte aura apareció en el cuerp